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POR RAFAEL ÁLVAREZ

50 años de El Sol Rojo

A raíz de los Juegos Olímpicos de México en el año de 1968, el arte moderno se mudó a las calles para presentar esculturas monumentales.

Con pretexto de los Juegos Olímpicos deportivos, en México se retoma la escencia griega del certámen, para proponer un año de Olimpiada Cultural, en la cual se destaca la Ruta de la Amistad, corredor escultórico con la idea de proyectar el arte moderno en las calles de la Ciudad de México, éste proyecto fue pensado y concebido por Mathias Goeritz, artista mexicano de origen alemán y respaldado por el arquitecto Pedro Ramírez Vázquez. Las 19 esculturas construidas en concreto conforman el corredor donde artistas de los cinco continentes aportaron lo mejor de su nación. El corredor tiene una longitud de 17 kilometros y es considerado el más grande del mundo.

Además de las 19 esclturas de concreto, hubo tres más conocidas como "invitadas". Una de esas tres, es de las esculturas más representativas de este moviemiento, El Sol Rojo, obra creada por el estadounidense Alexander Calder (1898 – 1976). El Sol Rojo es ligado directamente al futbol ya que el lugar donde fue colocada y es exhibida hasta el día de hoy es la explanada del estadio Azteca.

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La obra de Calder tiene una altura de casi 26 metros y es la pieza más grande que el artista ha realizado, esta diseñada en base a la dimensión y grandeza del estadio Azteca, que en su logotipo lo incluye como un elementeo característico.

En octubre se cumplen 50 años de las olimpiadas en México y recordamos con orgullo los momentos que nos dejó, incluidas las esculturas colocadas a lo largo del periférico sur en la Ciudad de México, aunque posiblemente mucha gente que ha visto las obras de la Ruta de la Amistad, ignoran por completo el origen y sobre todo el aporte cultural que el país mostro al mundo en ese año.

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